Belen Arizpe
Fragmentos de mi vida y anécdotas de mis 25 años trabajando en Sanborns
El sótano y la azotea de Sanborns
Todo mundo, tenía miedo de ir al sótano por la papelería y las notas de Sanborns. Y yo siempre me acomedía a ir, porque me gustaba mucho recorrer los cuartos que estaban en el sótano, prendía las luces y veía unos marcos de madera muy antiguos y me preguntaba cómo serían las puertas y ventanas de aquel tiempo.
Al recorrer el área hasta el cuarto final, había una pared con un hueco tapado con blocks y cemento, que daba hacia la calle Morelos. Al ver eso, me preguntaba si realmente existiría el túnel de la Catedral al Obispado y del Obispado al Río Santa Catarina y si ese hueco era una conexión a ese túnel. Nunca me asustaron, ni nada por el estilo ahí. Tiempo después, al sótano lo hicieron cisterna.
También me gustaba ir a la azotea de Sanborns por las servilletas, ya que ahí era donde estaba la lavandería. Me paraba a la orilla de la barda de la azotea para ver las calles de Morelos o Escobedo, que en ese entonces (1966), había tráfico por Morelos.
que buenos recuerdos….que sigan, que sigan esas anecdotas, por favor.