Belen Arizpe

De los primeros días que me tocó cubrir como vendedora en la Barra de Sanborns, me tocó atender a un militar, que después me enteré que era Coronel.
Me acerqué a él, le dí las buenas tardes y le pregunté: -¿Qué va a pedir?…

Comencé a apuntar en mi libretita de notas unos hotcakes con un vaso de leche y al preguntarle si los quería con miel o maple, me pidió maple. (Todavía recuerdo bien el pedido).
Para ese entonces, yo aún no terminaba de memorizarme el menú, según recuerdo era mi tercer día de trabajo.

No quise llevarle primero la leche, porque pensé que se le iba a calentar; así que, decidí llevarle la leche junto con los hotcakes, pero se me olvidó utilizar la charola. Entonces, al caminar hacia donde estaba el militar, me tropecé y toda la leche del vaso cayó sobre los hot cakes. Yo solo exclamé: “¡Upss!”, con una sonrisita de nervios, viendo hacia el militar.
De inmediato le dije:
– ¿Sabe qué? Le voy a traer otros hot cakes, porque se me acaba de caer la leche sobre ellos.
Y el militar sólo me contestó:
-Si ya me di cuenta de eso, pero todo va a donde mismo.
Y el militar vació la leche que estaba en el plato de hotcakes dentro del vaso y en eso le digo:
-¡Noo, le traigo otro vaso!
Y sólo me respondió:
-No, así estaba bien señorita, gracias.

¡Qué verguenza me dió! Solo oía las risitas de los otros clientes de la barra que también me decían: ¡Te van a fusilar!… ¡Te van a fusilar!.